Mañana Olivia va a operarse el piecito. Tiene una malformación congénita. Su dedo meñique del pie está pegado al anular pero además el anular tiene un huesito que sale hacia el costado como una rama...como si hubiera querido formarse otro, pero no lo hizo completamente.
Estos nueve años el pie cumplió su función sin ningún problema y ella pudo hacer lo mismo que cualquier otro niño. Oli creció apoyándose en él, caminó, corrió, trepó y en eso nos centrábamos para fortalecer su autoestima y la aceptación de esta diferencia con respecto a sus amig@s. Pasaron los años y amó su pie así como era. Lo defendió delante de quienes cuestionaban que no se operase.
Hoy el dedito pegado y ese hueso, no están dejando crecer bien a los demás. Por esto decidimos operarlo.
Aquí unas fotos del pequeño ritual con el que nos despedimos de esta forma y damos la bienvenida a la nueva.
Pd: quiero que sepan aquellos que opinan que si no se operaba ahora, ella misma pediría operarse a los 15 años, que no lo creo. Una niña puede crecer fuerte y segura lejos de estereotipos de belleza tontos, si es reconocida, amada, acompañada y aceptada por sus padres tal cual es. Puede aprender a amarse y aceptarse sin necesitar cambiar su forma. En este momento estamos despidiendo al dedito como fue hasta ahora y haciendo este rito, porque lo siente muy parte de ella. Y hasta me dijo que si el huesito lo sacan, ella lo quiere. No quiere que lo tiren.
Es fuerte. Es segura. Esa es Oli.