18.12.09

Una escuela que me gusta



Y llegó el fin de un año en el CeAC, esta escuela que elegimos para Olivia, pero en la cual también participamos. Estoy, estamos, felices con la elección.
Se llama Escuela de Artes y Ciencias, y puedo contar algunas cosas de las que hasta ahora observé, pero sé que todavía falta mucho para que termine de conocerla.

Empiezo: la mayoría de los maestros son papás de chicos que concurren a la escuela. No hay grados en los que los chicos estén divididos por edades. Aunque trabajan a veces en grupos de edades cercanas, muchas veces también lo hacen todos juntos. El lugar físico en el que están es la casa de una de las maestras. No llevan ningún tipo de uniforme, sí un pintor, guardapolvo o camisa para ensuciar, así como zapatillas viejas que quedan allí toda la semana junto a una muda de ropa y un almohadón.
Los adultos aprenden cosas junto con los chicos, porque "como adultos siempre podemos aprender algo mas, porque el conocimiento y el aprendizaje son cosa de toda la vida".
Esto es una de las características que hacen que no haya una separación o diferencia abrupta entre los chicos y los profesores. También los chicos mas grandes ayudan y contienen a los mas pequeños.
La casa la ordenan entre todos y los nenes mas grandes se turnan para barrer al finalizar el día.
Todos los días hacen pan, y es una tarea a compartir entre grupos pequeños de distintas edades, que va alternandose. Ser ayudante o repartir es una de las tareas preferidas de Olivia.
Por medio del arte se aprende y expresa. La música es fundamental. Llevan guitarra y flauta, instrumentos con los que empiezan a acercarse al lenguaje musical. Lo hacen desde la intuición y el goce. Buscando que se disfrute de la acción de tocar, sin metas prefijadas. Ah, tampoco hay notas calificativas. Algunos chicos tocan además o el piano, o el violín o el chelo.


Casi todos los días hacen música, leen cuentos y poesías. Hacen teatro. Pintan con lápices al oleo, y una vez a la semana con témperas. Con respecto a la "educación física" salen de caminata, bailan danzas circulares en un terreno descampado que hay en el barrio cerca de la escuela, y según lo que me cuenta Olivia, hacen algo así como un final de relajación en donde recostados en la sala o en el pasto escuchan con los ojitos cerrados a los pajaritos, el silencio o la lluvia. Está bien visto que se ensucien y se mojen, por lo que llevan ropa vieja y cómoda siempre. Al final del día reparten y comparten el pan, o algo que algún chico haya traído de su casa ( tiene que alcanzar para todos, casi 60 chicos)
Puedo contar mucho mas, pero lo que no se como transmitir, pero espero que de alguna manera llegue, es el espíritu humano y de hermandad familiar que se vive allí. Chicos y grandes disfrutan. Los papás tenemos ganas de quedarnos cada vez que vamos. Y aunque somos todos distintos y todavía me quedan muchas dudas de porque cada familia eligió este lugar y esta forma de educar a sus hijos, la heterogeneidad que se observa no hace mas que enriquecer el contexto.


Estas son algunas fotos de las "clases abiertas" de guitarra y flauta, un día; Violín y chelo, otro; danzas circulares ( todos juntos papás profesores y chicos. Muy divertidas); teatro (los nenes mas grandes) y la fiesta final de despedida del año a la que concurrieron hermanos abuelos tíos, y donde compartimos limonada casera y comida hecha entre todos en la escuela.






3 comentarios:

Luisina Serenelli dijo...

Feliz Año Nuevo para vos y tu familia Vilma :))
Un beso grande!!

Estherqp dijo...

Qué maravilla. Encantada de conocer tu blog!!! besos.
Esther

Anónimo dijo...

encontré tu blog por una casulaidad...
qué hermosa la escuela de tu hija, es un sueño, me gustaría tener un hijo y llevarlo a una de esas escuelas... y dar clases allí también

un abrazo fraterno para ti vilmati y tu familia,

a.

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