Para que podamos mirar y tocar sin pudor las flores, sí, todas las flores
y seamos iguales a nosotros mismos en la hermandad delicada,
para que las cosas no sean mercancías,
y se abra como una flor toda la nobleza del hombre:
iremos todos hasta nuestro extremo límite,
nos perderemos en la hora del don con la sonrisa anónima y segura
de una simiente en la noche de la tierra.
Juan Ortiz
1 comentario:
Bellas imágenes de lindos momentos. Me encantan.
Ah, me guardo el poema.
Gracias,Vil :)
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